“En mis tiempos los chilpallates
no eran así”, dice Doña Ninfa Valero de 70 años de edad.
Cuantas veces no hemos escuchado
estas palabras de los adultos y más aun de nuestros queridísimos abuelos
mexicanos.
“Si yo le hubiera contestado así a mis padres
me torcían la boca”… hoy en día muchos niños de estas nuevas generaciones, los
han educado de una manera diferente en donde vemos con más fuerza como los
niños le gritan a los adultos y faltan de una manera tremenda el respeto a sus padres, en el que los nuevos castigos es quitar aparatos
electrónicos cuando antes era pegarles, solo para que aprendieran, pero ahora
es diferente, en estos tiempos no se les puede gritar a estos niños, y mucho
menos pegar, como forma de castigo ya que es mal visto por esta sociedad y
juzgan a la familia poniendo la etiqueta de “Violencia infantil o familiar”, pero hasta
que punto será bueno tratar “Bien” (Yo diría demasiado bien) a estas nuevas
generaciones.
Pensar en cómo
se desenvolverán en un escenario futuro dentro de unos años, mirándolo desde la
perspectiva del niño, implica en primer lugar tener la suficiente humildad para
reconocer los errores cometidos en la actualidad de los padres “nuevos”, pero a
la vez, la necesaria valentía para corregirlos en el menor plazo posible, que si bien es cierto, se contempla el derecho del niño a ser educado; sin
embargo no siempre esta educación termina siendo de calidad para quien la
recibe.
Las ventajas de este buen trato
infantil son muchísimas. Tenemos niños más libres de expresar todo lo que
piensan (absolutamente todo) ya no hay necesidad de hablarles sobre algún tema
delicado, con eso de que ellos “Todo lo saben”… del internet nada se les
escapa.
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